domingo, 15 de mayo de 2011

Capítulo 2: Honey if you stay I'll be forgiven

Me fui a mi habitación y empecé a deshacer las maletas. En cuanto todas mis cosas estuvieron colocadas, me desvestí y me puse un pantalón de pijama y una camiseta negra de Jack Skellington dos tallas mayor de la mía. Me lavé los dientes y observé mi reflejo en el espejo de la pared."¿Qué coño estoy haciendo con mi vida?" Era un niñato mal criado de 15 años que ni estudiaba ni hacia nada más que escuchar música y tocar la guitarra eléctrica día y noche. Mi novia estaba muerta y la relación que mantenía con la gente, incluída mi familia, no solía ser estable.
"En fin, supongo que naciste para ser así, Frankie" me dije a mí mismo.
Deshice la cama y me acosté. Cerré los ojos e intenté dormir. Ayer mismo estaría pensando en Laura, pero hoy, hoy lo que no me dejaba dormir era aquella sonrisa.
Llamaron a la puerta. Abrí y sin ni si quiera darme tiempo a mirar quien era aquella persona comenzo a hablar
-¡Hola! Frank, ¿verdad?,¿qué tal? Soy Ray, tu nuevo compañero, siento venir tan tarde el avión se atrasó y toda esa historia, ya sabes.- Me quedé flipando con su pelo... era tan... rizado. Él se percató de que estaba mirando su pelo asombrado- No sabes la de veces que he tratado de alisarlo, es imposible, lo juro. Bueno... ¿puedo pasar?-
-¿Qué?...Aoumm... Si, si, claro pasa...- No se por qué pero me daba la impresión de que teníamos cosas en común.
-¿Puedo encender la luz?-Dijo.
-Obvio- Hice los honores de encenderla por él
Miró las paredes que estaban atestadas de posters de mis grupos favoritos. Esta había sido mi habitación durante los 8 años que llevava aquí dentro.
-¡No puede ser!-Rió de alegría.
-¿El qué?- Dije desconcertado.
-¿Tocas la guitarra?- Sacó mi guitarra cuidadosamente de su funda.-Pansy...-Leyó el nombre de mi guitarra en bajito.-Molan las letras, ¿dónde las has conseguido?-
-En una tienda al sur de Belleville. ¿Tú también tocas?
-Si- Sacó su guitarra y me la enseñó.
Estuvimos varias horas hablando de música guitarras y de más, pero llegó un momento en el que ambos caímos rendidos y nos durmimos.
Me levanté e hice lo de todos los días: ducharme, vestirme e ir a donde tenía que ir, solo que esta vez desperté a Ray antes.
-Adiós-Dije
-Espera,¿dónde está la clase de historia?
-Yo tengo historia asi que estás conmigo-Le hice un gesto para que me siguiese.
Iba pensando en mis cosas, estaba en mi mundo. De fondo se oía a Ray hablando pero yo no le escuchaba, de vez en cuando asentía para que creyese que sí le estaba haciendo caso, pero no era así.
Llegamos a clase y nada más entrar vi a Gerard sentado junto al otro chico. Me saludó con la mano y señaló los asientos que estaban junto a ellos. Ray comenzó a andar y se sentó junto a Gerard.
-Hola, soy Ray, encantado.- Dijo sonriendo.
-Hola, Ray yo soy Gerard o Gee, como prefieras, y él es mi hermano Mickey, saluda Mickey- Éste saludo con la cabeza y murmuró un "hola"- Es muy tímido- Nos dijo Gerard.
El profesor entró por la puerta, se presentó a los nuevos y dio comienzo a otra de las miles de tediosas clases de historia que daba a diario. Un papel doblado calló sobre mi libro. Miré a los lados y allí estaba el hombre mechero, con esa sonrisa en su cara.
Desdoblé el papel y leí lo que Gerard había escrito
"Frank:), ¿porqué te llaman "Lauro"?"
La pregunta me cabreó. ¿Qué cojones le importaría a él mi puta vida?
Cogí el primer boli que pillé y le respondí."A ver, Mr. Zippo, no es asunto tuyo el por qué me llaman Lauro, ¿de acuerdo?"
Pensé que había terminado pero respondió con un "¿podemos hablar luego?"
Le miré, me encogí de hombros y rompí el papel.
Tocó el timbre que indicaba el fin de las clases del día y el comienzo de la hora de comer. Fui con Gerard, Mickey y Ray al comedor pese a que no tenía hambre alguna. Todos estuvieron hablando de sí mismos, incluso Mickey que tan callado y tímido era, todos menos yo.
-Y tú, Frank, ¿qué nos puedes contar de tí?- Dijeron.
-Pues no mucho- La respuesta correcta y sincera era "Mucho, la verdad, y nada de ello bueno."
-Yo lo que creo es más bien lo contrario, ¿eh?- Dijo Gerard.
-Pues crees mal- Ya estaba borde, otra vez.
-Bueno pues nada... Olle, Frank necesito que me acompañes un momento, ¿te importa?- No pude decirle que no a Gerard cuando me sonrió. Sigo sin saber que tenía esa sonrisa, pero algo era, algo muy especial y que era digno de ver.
Fuimos al sitio en el que habíamos hablado ayer por primera vez.
-¿Qué querías?- Le pregunté.
-No se, hablar contigo, conocerte...-Me miró en busca de  respuesta.
-Pues no se por qué quieres conocerme- me di la vuelta para irme pero él me agarró del brazo.
-¿Y porqué no? conocer a gente siempre está bien, ¿no crees?
-Hmm... puede.
-Y yo te he elegido a tí.
-Bueno, ¿y que querías saber?
-Pues principalmente lo de Lauro...
-Paso a paso, ¿quieres?- Noté dibujada en mi rostro una auténtica cara de asco. Esto le sentó mal.-Perdona, es que es un tema delicado y no quiero hablar de ello...
-Entiendo, no te preocupes...
Toco el timbre: fin del recreo. 
-Hemos quedado Ray, Mickey y yo en el café de la esquina, ¿te vienes?- Dijo Gerard.
-Mmm... ¿a qué hora?
-A las 6:30.
-Me lo pienso.
-Vale, adiós.
-Adiós.
"Eres un jodido borde" me dije cantando a mi mismo. 
Me dirigía a la habitación y estaba a punto de entrar en ella pero los idiotas de los de mi clase , uno de ellos era al que partí la nariz, se pusieron en medio.
-¿A dónde vas, Laurito?- Rieron.
-A mi habitación, "inteligentes"
-No no no, há, tú te vienes con nosotros que tenemos que hablar- Dos de ellos me cojieron y me levantaron en el aire y el otro, el "nariz-rota-por-mi-culpa", sacó un puño americano de su bolsillo.
Lo último que oí antes de sucumbirme en la oscuridad fue un "Esto va a ser dibertido" seguido de risas.
Pasaron varias horas y yo seguía tumbado en el suelo, con sangre por doquier e inconsciente.
Media hora después comencé a recobrar el conocimiento. Traté de levantarme pero no pude, me dolía todo y estaba inmovilizado por el dolor. Oí pasos, estaba acojonado, pero me relajé al oír una voz que decía "¿Dónde mierda estará? e identificar que era de Gerard. Estaba a unos cuantos metros doblando la esquina, traté de llamarle pero la voz no salía de mi garganta. Me puse muy nervioso pero finalmente llego a dónde estaba yo gritando "¡¿Qué ha pasado?!, ¿¡Frank!?, ¡un médico, por favor!".
No escuché más, ya que me desmayé a causa de los nervios.
Me desperté ya por la mañana en la enfermería del instituto. Una enfermera me revisó y me dio permiso para irme a mi habitación.
Entré, estaba a oscuras asi que encendí la luz. Ví a alguien sentado en mi cama, pensé que sería Ray pero no lo era.
-¡Frank!, ¿ya estás bien? No sabes cuánto me alegro- Me abrazó, más bien espachurró y me sonrió. Le devolví el gesto, pero esta vez era una sonrisa de verdad, no forzada o falsa, una real, una en mucho tiempo...
-Si, todavía un poco dolorido, pero bien.
-Han expulsado a los que te hicieron eso.
-¿Ah, sí?.
-Hahah si, no volverán a molestarte nunca más.
-Perfecto-Sonreí. Dos sonrisas de verdad seguidas. No se qué coño tendría el chispitas pero ha conseguido hacerme sonreír en dos minutos dos veces de una forma no usual en mí.
-Estás cansado, se te nota.-Deshizo mi cama- Venga, métete y duerme.
-¿Y tú?- La cama de Ray la ocupaba Ray y la mía, yo.
- Pues supongo que irme a mi habitación.
-¡No!...-No pude creer mi reacción, y Gerard, por su expresión, parecía que tampoco-Esto... qué...quédaa...te...- Sonreí tímidamente.
-Bueno, ¿y dónde duermo?
Me destapé un poco dejando media cama vacía al descubierto.- Si nos juntamos cabemos...
Sonrió, apagó la luz y se tumbó a mi lado. Me sentía feliz así, y me daba la sensación de que él también.
 

1 comentario:

  1. Aww.. que lindo... aunque Frank es bastante borde pero es comprensible, pero poco a poco lo es menos, que hijos de ... los que le pegaron pero bien que los echaron, cada vez me engancho más al fic :) ya sabes, continua. *_*

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