domingo, 22 de mayo de 2011

Capítulo 6: I´ve lost my fear of falling, I will be with you.

Abrí la ventan dejando salir el humo del tabaco y a nosotros respirar un poco de aire más o menos limpio, teniendo en cuenta la contaminación no se podía pedir mucho.
"De acuerdo,". Me dije, "definitavamente es el momento de aclarar las cosas, Gerard. Estás en el mítico *Aquí y ahora*".
-¿Fr...Frank?- Terminé diciendo. La inseguridad de mis palabaras era algo bastante notable.
-Dime.
-¿Yo a ti...?
-¿Te gusto?-Terminó la frase por mí. Le miré revelando un "si, eso iba a decir." con mis ojos, pero lo único que hizo fue reír. Sentía que lo peor de todo iba a llegar y ya no había vuelta atrás.-No.-Sentí como cada pieza de mi ser se derrumbaba a una velocidad increíble, tan increíble como el simple echo de que una palabra monosílaba constituida por una sola vocal y una sola consonante fuese capaz de hacerme sentir tanto dolor.-No me gustas.-"¿Por qué repetía aquello?, ¿se creía que era tontito o algo así? Lo había entendido a la primera". En ese momento sus manos rozaron mi cara cogiéndola y obligándome a mirarle.- Me encantas.
Sufrí un cambio repentino. Mi boca se inclinó hasta formar una enorme sonrisa en mi rostro y sentí como me reconstruía por dentro. Me sentía bipolar, como un niño que se pilla una rabieta cuando no le dan lo que quiere, yo tenía la misma sensación de cuando a ese niño finalmente se le da el capricho después del enfado. Sabían aún mejor esas dulces palabras tras haber oído las amargas.
Frank se incorporó quedando así sentado en la cama del hospital. Sin darme cuenta había empezado a inclinarme sobre él hasta que junté mi frente y la punta de mi nariz con la suya. Nuestras bocas entreabiertas eran separadas por unos escasos centímetros. Ambos respiramos un par de veces largas bocanadas de aire. Los segundos en esta posición se me hicieron eternos, tanto que se sientieron como años, y aquel momento tan anhelado parecía no llegar nunca. De repente noté su lengua rozando mis dientes, lentamente haciéndose paso hasta entrar en mi boca rozando mi paladar. Nos inclinamos aún más acortando las distancias hasta finalmente juntar nuestros labios, juntarnos por completo enredándonos en un beso capaz de sucumbir en la paz absoluta la peor guerra que en nosotros sucedía, la de la cabeza y el corazón, placer y deber, cosas que afectan nuestra vida diaria y nos hacen ser quiénes somos. En ese momento no importaba nada, absolutamente nada. Estaba allí con el chico de mis sueños, besándolo, abrazándolo y sintiéndole en mí como si solo fuésemos uno, todo era perfecto.
Frank cogió mis manos, que se habían deslizado por el cuello de su camiseta rozando así su espalda, y tiró de mí tumbándome quedando él encima mío.
-Haces que mi corazón arda.
-Ya sabes como somos los mecheros, prendemos fuego a las cosas.
Rió levemente y volvió a besarme bajando por mi cuello.
-Frankie, ¿recuerdas las cosas que te dije que eran tan insoportables de ti?
-Sí, Gee.
-Se me olvidó decirte que tengo tan mal gusto que me enamoré de tus "odiosos y asquerosos" labios que no besaría ni aún que me pagasen.- Le besé.- ¡Oh!, casi me olvido.- Salí al pasillo y cogí las flores.- Ten, son para tí.
(NARRA FRANK)
-Son Geeciosas... quiero decir, preciosas.
Se puso rojo y le besé suavemente.
-Frankie, no soporto la idea de verte aquí encerrado tres semanas.
-¿Y qué sugieres?
-Hummm....¿escapada?- Sonrió pícaramente.
-¿Contigo?- Asintió.- Entonces hasta el fin del mundo.
Me ayudó a levantarme y a salir por la ventana y a los pocos segundos  salió él con Pansy, la carpeta y las flores.
-Frank, buenas noticias , la fecha del alta que te dije es la de otro paciente, tú sales de aquí...- Claudia había entrado en la habitación justo después de que nos fuésemos. Se percató  de que estaba sola.- ... mañana.- Susurró.
Llegamos a la habitación de los hermanos Way y al entrar vimos a Mikey en la cama besándose con una chica rubia con el pelo rizado. Se dieron cuenta de nuestra presencia y pararon.
-Hola, chicos, esta es Ángy.- Saludó Mikey.
-Hola.- Dijo la chica sonriendo.
-Hola.- Dijimos Gerard y yo a la vez.
Gee me miró y me dijo con la mirada "¿nos vamos a tu habitación?". Asentí. Una vez allí nos dirigimos a la cama para sentarnos y comencé a guardar mis cosas.
-Eeiih...- Se me quedó una cara de "¿Qué?"- no, no, no...- Negó con la cabeza.- No guardes a Pansy, quiero oír tu "asquerosa" voz cantando y tus "muñones" tocando una canción.
-De acuerdo..., esta canción se llama...- Cogí a Pansy entre mis brazos, me la coloqué y pusé una pose absurda.- Gerardolopoly.
Gerard rió.
-A delante.- Me animó.
Comencé a tocar las cuerdas a lo tonto, produciendo un ruido infernal, como haría un niño pequeño y canté desafinando.
"Oh, Gerard, Gerard you make my heart burn"
Rió
"Oh, Frankie, Frankie no desafines que sabes hacerlo bien". Esta vez cantó Gerard. Madre mía tenía la voz más bonita que había escuchado en mi vida.
-Dios mío... cantas genial, ¿hay alguna otra faceta tuya que desconozca?
-Mmm... dibujo...
-Pues quiero un dibujo tuyo.
-De acuerdo.
Le besé. Estaba pasando uno de los mejores momentos de mi vida... hasta que llamaron a la puerta. Ignoré los molestos golpes de alguien que quería entrar.
-Frank Anthony Thomas Iero Pricolo... ¡ABRE AHORA MISMO LA PUTA PUERTA!- Esa voz me era familiar.
-Voy a abrir.
-Claro.
Me dirigí al pasillo y descorrí el pestillo.
-¡Frankie!- La chica que llamaba a la puerta me abrazó. La miré a la cara. No me lo podía creer.
-¿Lili?
-¿Quién si no?
-Oh, Dios, ¿pero qué?
-Sorpresa.
-Gerard, esta es Lili, ella me presento a la causa de que me llamen "Lauro".
-Que me tienes que contar...- Dijo Gee. Todabía no se lo había contado.
-Dios, por lo visto tenemos que hablar de muchas cosas.- Dijo ella mirando a Gerard como diciendo "Tienes un amiguito, ¿eh?"
Reí.
-Si, Lili, si... por cierto, ¿y Bob?
-Mi querido hermano está cogiendo las maletas en el coche...
-¿Eso significa...?
-Si, ahora somos estudiantes de este antro.
Definitivamente, aquel estaba siendo el mejor día de mi vida.

sábado, 21 de mayo de 2011

Capítulo 5: What I do is just to get back in your arms

(Narra Gerard)
-Eres idiota.- Acto seguido: colleja por parte de Mickey.
-Subnormal.- Ray imitó el acto de mi hermano.
-¡Vale!, ya lo he pillado.
Si, realmente soy subnormal, idiota y todo eso, ¿por qué? eso era fácil, Frank. Había sido muy egoísta al no hablar con él. Tenía verguenza, si, pero no pensé en nadie más que en mí mismo, y encima no lo hice bien. Seguro que él también tenía verguenza de hablar sobre el tema, pero no me paré a meditarlo, a demás, ¿qué hubiese perdido? Si quería hablarlo sería porque algo quería que pasase... Ahora si que lo he perdido todo.
-Es que enserio...- Agaché la cabeza. Me conocía tan bien a Mickey que sabía que me iba a pegar, que fue lo que no consigió gracía a que me agachara.- eres bobo.
-Mucho, demasiado, elevado al cubo, infinit...
-¡RAY!, ya lo he pillado, joder.
Me encerré en mi cuarto, cogí ropa limpia y me la puse tras ducharme. Cogí mi cartera y me fui camino al hospital.
A la entrada del edificio vi un puesto de flores y compré un ramo de éstas para Frank.
"Allá vamos..." me dije y entré dirigiéndome a secretaría.
-Hola, buenos días.- Saludé.
-Hola, ¿puedo ayudarte?
-Sí, ven´´ia a visitar a Frank.
-¿Apellidos?
-Iero Pricolo.
-Si.- La secretaria tecleó el nombre en el ordenador.- Lo siento, emm...- Me miró como diciendo "¿Y tu nombre es...?"
-Gerard, Gerard Way.
-Lo siento Gerard, Frank está en una revisión que revelará la fecha en la que le darán el alta, ¿quieres que le diga que has estado aquí?
-Si, porfavor, y si pudiese avisarme de cuándo puedo volver se lo agradecería.
-Bien, Gerard, por supuesto, déjame un número de contacto y te llamaré.
-635
-Si
-447
-Si
-891
Repitió el número asegurándose de haberlo cogido bien.
-¿Quieres que le de las flores de tu parte?
-No, gracias, así está bien.
-De acuerdo, buen día.
-Igualmente.
Cogí el móvil y llamé a Mickey para decirle a él y a Ray que quedásemos en el café que había al lado del instituto.
-Vale, aviso a Ray, pero yo llegaré tarde...o a lomejor no voy... es que he quedado con amigos de mi clase de mates.
Me alegra que Mickey haga amigos, es muy tímido y las relaciones sociales cara a cara no son lo suyo.
Llequé al café y vi a Ray entrando.
-Eh, Ray, espérame.
Entramos y nos sentamos en la mesa al lado del ventanal.
-Bueno, cuéntame.
-No, si nada... le estaban haciendo no se qué pruebas para saber el día del alta y no he podido verle, me han dicho que ya me avisarán cuando pueda.
-Hola, ¿sabéis ya qué queréis?-Dijo el camarero.
-Yo quiero esto.- Dijo Ray señalando la bebida.
-Bien, ¿tú?
-Lo mismo que él.
-Marchando.-Cogió los menús y se fue.
-¿Qué he pedido?- Le pregunté a Ray.
-Ya verás.
Estubimos en silencio hasta que trajeron las bebidas.
-¿Me vas a decir ya qué es?
-Calla y bebe.
"¿Qué tengo que perder?" Bebí de aquella copa llena de un líquido rojo que sabía genial.
-Madre mía, está de vicio.
-Lo sé.- Dijo Ray y bebió del suyo.
Cuando estaba a punto de acabarme el batido me llamaron al móvil. Lo cogí y miré el número antes de contestar, no lo tenía registrado.
-¿Quién es?
-No sé...
-¿Hola?
-Hola, Gerard, soy Claudia, la enfermera de Frank. Llamaba para informarte de que ya puedes venir a verle.
-Enseguida estoy allí, gracias.- Colgué y me dirigí a Ray.- Ya puedo ir a ver a Frank.
-¿A qué esperas?, ¡corre!
-A tí.
-No, yo no voy... tengo un examen de álgebra mañana, y ya que Frank no va a poder ayudarme cómo prometió tendré que estudiarlo yo solito.- Dijo Ray. Era cierto que Frank no había tocado un libro en su vida, pero era doblemente verdad que era un chico muy listo con muy buenas notas... se diría, y no exagero, que su media es de matrícula.
-Adiós.- Dije sonriendo.
Llegué al hospital lo más rápido que pude y pregunté por su habitación.
-Es la 3111, primera planta segundo pasillo en el ala izquierda.
"3111, primera planta, segundo pasillo, ala izquierda" me repetía a mí mismo hasta haber llegado a mi destino.
Cogí aira y dejé el ramo de flores en el suelo al lado de la puerta. Desde fuera se oían risas que venían de la habitación de Frank, lo cual me dió aún más temor a llamar, pero aún así lo hice.
-Adelante.- Dijeron dos voces al unísono.
Asomé mi cabeza por la puerta sin abrirla completamente.
-¡Gerard!
-Hola, Frank.- Le dediqué una sonrisa.
-Gerard, ella es Claudia.
-Hola.-Me dijo ella alegremente.
-Hola.- Dije yo con igual alegría.
-Os dejo solos para que habléis y eso.
-Adiós.- Dijimos Frank y yo.
-Bueno, ¿y qué tal?
-Bien.
-¿Qué tal llevas estar aquí encerrado?
-Bien, bien, por aquí me miman bastante.- Rió.
-Me alegro, ¿cuándo te dan el alta?
-Tres semanas.- Dijo meneándo tres dedos de la mano derecha y doblando los otros dos.
-Eso es mucho.
-Si, pero ahora eso no importa... me tienes que responder a algo.
-¿Y qué quieres que te diga?
-Todo.
-No hay mucho mas que decir, creo yo que con el papelito ya se sabe todo lo que hay que saber, ¿no?
-No, quiero que me lo digas tú.
-Pues... esto... pues...
-Gerard,- Me paró en secó.- Respira hondo, cierra los ojos y habla.
Hice lo que me indicó.
-Pues, como ya sabrás, yo... esto...- Elegí con cautela qué palabras debía utilizar.- creo que tú..., ya sabes,... me gustas.
Busqué alguna expresión en su rostro que indicara su reacción a mi declaración, pero lo único que encontré fue nada. Estaba quieto mirándome sin más...
-Di algo, por favor.
-Pues si, te diré dos cosas. La primera, que la estás cagando. La segunda, tienes un gusto pésimo.
-No se si la estoy cagando o no, pero lo que si se es que nunca había sentido esto por nadie. Y perdona que tenga un gusto tan pésimo como para que me gustes, pero es así, soy así. No pude evitar enamorarme de esa forma de ser tuya tan "repelente", esos ojos tan "feos" que tienes, esa nariz tan "amorfa" que te ha tocado, ese pelo "tan asqueroso" con ese peinado tan "horrible" que te haces, ese cuerpo tan "desproporcionado", esa forma tan "mala" de tocar la guitarra y esa voz de "camionero" que oígo cuando cantas por las noches desde mi habitación, esa cara tan "asquerosa" que porfavor te pido que te tapes que me vas a "traumatizar" con ella, tápatela aúnque sea con una máscara de Golum estarías "menos feo"...- Dije en el tono más irónico que me fue posible poner.-Si, siento haberme enamorado de un puto troll... yo quería haberme enamorado de tí... ¡ah!, no espera, que resulta que ya lo estoy.
Se encogió de hombros y sacó un cigarro de la funda de Pansy.
-¿Quieres? Solo me queda este, pero podemos compartirlo.
Asentí mientras él lo encendía. Me lo tendió para que diese la primera calada, eso hice y se lo volví a pasar. Repetimos esta operación varias veces hasta que se nos acabó el cigarro.
Miré la funda que habia dejado abierta. Dentro había un número inpensable de cajetillas de tabaco vacías.
-Eres un fumador compulsivo...- Le dije sonriendo.
Él se rió.
-Puede, pero dime, ¿qué sería un fumador compulsivo... sin su querido mechero?- Me miró con  una ternura y una dulzura que lo hacían aún más achuchable de lo que ya era, cosa que creía imposible. Era lo más bonito que me habían dicho jamás. Era oficial, estaba totalmente enamorado de Frank Anthony Thomas Iero Pricolo Jr.

martes, 17 de mayo de 2011

Capítulo 4: You only hear the music when your heart begins to break

-Doctora Vals acuda a urgencias por favor.
-Doctor Díaz acuda a neurología por favor.
Veinte insoportables minutos escuchando Doctor/a Noséquién acuda a nosédónde. 
La camilla se movía. Me llevaron a la sala de reanimación.
Me inspeccionaron, comprobaron mis constantes y decidieron el método a realizar. Me preguntaba cuál habrían elegido.
*Pii*-¡Fuera!- Una fuerte atracción magnética sacudió mi pecho e hizo que todo mi cuerpo se moviese.
*Pii*-¡Fuera! No responde.-*Pii* -¡Fuera!
Dolía, mucho. "Despierta joder" intenté abrir los ojos.
-¡Fuera!
"Abre los jodidos ojos de una puta vez"
-¡Fuera!- Parpadeé- ¡Se despierta!
Lo primero que vi fueron las cabezas de los presentes en la sala todos alrededor mío. "Que popular me he vuelto sin saberlo..."
Me realizaron unos análisis que tardaron unas horas en ser completados y luego me dejaron descansar.
-¡Frank!
-¡Eh!, tú, no puedes pasar ahí, ese paciente necesita reposo.
-¡Suélteme!- Era Gerard- Frank, Frank, Frank... ¿cómo te encuentras?
-Bien, calma...
-Tú, niñato, que Frank necesita dormir, consulta en el horario de visitas cuándo puedes volver.-Dijo uno de los enfermeros. Tenía pinta de guarda espaldas.
-No, tranquilo, déjalo, está bien...-Asintió y se fue.
-¿Seguro que estás bien?-Me dijo Gerard.
-Si...- Le miré a los ojos detalladamente. "Dios, eso sí son unos ojos..." 
Se aclaró la garganta, estaba rojo, se había dado cuenta de que le miraba embobado.
-Ah, por cierto, Ray me dijo que te trajera esto.- Sacó una carpeta roja, más bien MI carpeta roja. Allí guardaba las partituras y las letras de las canciones que componía. Me la dio.- Dijo que a lo mejor la querrías tener contigo.
-Gracias.
Tras unos minutos de silencio Gerard habló.
-Frank...
-Dime.
-¿Tú qué piensas de la homofobia?
-Homophobia is gay- Me reí durante un segundo pero el dolor en mis costados me hizo parar. De hecho, tenía una camiseta hecha a mano que ponía "Homophobia is gay"
-¿Porqué lo preguntas?
-No sé- Me miró- ¿Y porqué no?-Sonrió y yo me perdí en su gesto. Durante unos segundos quise besar con todas mis ganas aquellos labios y descubrir cómo era hacerlo. Quería saber a qué sabía su saliva, a qué sabía él, sus besos, caricias... 
-¿Y esa cara de tonto que se te ha quedado?
-¡Oh!- Reí- No sé, me pasa a veces.
-Me gusta... quiero decir... mola, lo renta tu cara de bobo.- Cuándo dijo "mola, lo renta" hizo un gesto en plan malote como poniendo cuernos con las manos y abrazando el aire.
Una sensación se apoderó de mí y comenzó a actúar pr sí sola. Perdí el control de mí mismo y en ese momento me sentí como Golum: Un cuerpo y fos mentes luchando entre ellas complicando aún más las cosas.
Saqué de mi bolsillo la conversación suya con Mickey.
-Gerard, quiero hablarte de algo, quiero que me seas sincero y que me cuentes toda la verdad,¿ lo juras?
-No sé de qué hablas, pero lo juro.
-Bien, verás-Comencé a explicarle como había llegado a mí la conversación y la sonrisa en su cara se fue desvaneciendo poco a poco, y se esfumó completamente cuando vio de que conversación se trataba.
-Oh, mierda... Mierda, mierda, Mierda...-Susurró.
-Gerard, lo has jurado.
-No sé que es lo que hay que explicar de aquí.
-Todo.-Dije en un tono muy frío.
El silencio abundaba en la sala en la que ambos nos encontrábamos.
-¿Gerard?- Traté de hablar tranquilo, relajado, como a los niños pequeños para que confesaran sus travesuras.
-Esto... yo... realmente, Frank, no sé que quieres que te explique...
Le miré a los ojos y como reacción él apartó la mirada pero agarré con delicadeza su barbilla obligándo a que sus ojos miraran los míos. Se puso más tenso que antes, le dediqué una pequeña sonrisa queriendo transmitir un sincero "no pasa nada, puedes contármelo, confía en mí". Debió de funcionar ya que comenzó a mirar a la ventana y su rostro reflejaba un "haber cómo digo yo ésto"
-Verás...- Comenzó a hablar lentamente escogiendo bien cada una de las palabras que iba a pronunciar.-Frank, yo...
Justo en el momento en el que Gerard iba a hablar, mi enfermera entró en la sala.
-A ver... emmm...-Miró mi nombre en los papeles. Miré a Gerard estaba completamente feliz de que nos hubiesen interrumpido y miraba a la enfermera expresando un claro "Eres mi salvadora, te amo, ni te conozco, pero yo te amo". Por si no fuera poco a demás sonreía.-Frank, ¿verdad?, ¿Frank Iero?
-Sí, soy yo- Sonreí.
-Encantada, Frank. Yo soy Claudia, seré tu enfermera durante tu estancia aquí. Si en algún momento necesitas algo solo tienes que apretar éste botón, - Sacó un pequeño aparato gris con un botón rojo en el centro que ocupaba casi toda la superficie del cacharro y me lo dio- y estaré ahí para atender a tus necesidades.- sonrió.
-De acuerdo, gracias.- La sonreí yo también. La miré de arriba a abajo para "inspeccionarla". Pelo negro, ojos verdes, más o menos uno setenta de estatura y la hechaba unos veinte años.
-Bueno, Frank, veámos qué tal vamos hoy, ¿te parece?- Asentí. Claudia le pidió a Gerard que se fuera de la sala, cosa que él aceptó encantado, y que volviese en otro momento.- Vas a realizar una serie de pruebas para saber cómo están tus constantes y, bueno...-una pequeña risita.- tú en general.
-Perfecto.
-Bien, Frank, lo primero que quiero es que mires allí-Señaló un póster del cuerpo humano que colgaba en la pared.- y que no apartes la mirada del póster aunque yo me ponga en medio.
-Sí.- Miré a donde ella me había dicho que mirase. Claudia sacó una linterna pequeña del bolsillo de su bata y enfocó con ella a mis ojos. Anotó algo en su cuadernillo.
-Bien, ahora quiero que estires bien los brazos-Dijo a la vez que los estiraba.- y te toques con el dedo índice de la mano derecha la nariz,- Hizo una representación de lo que yo debía hacer.- vuelvas a estirar el brazo y repitas la operación con la otra mano.
Hice lo que me dijo varias veces, me sentía estúpido.
-Dios...- Se me escapó una risita a la vez que susurraba ésto.
Ella rió.
-¿Qué pasa?, lo estás haciendo muy bien.- Me sonrió.
-Me siento idiota haciendo esto.- Dije riéndome a la vez que me imaginaba a mí haciéndo esto. Debía de estar ridículo.
-Bueno, pues entonces con eso ya está bien.- Anotó resultados mientras reía bajito.- Ahora,- Me miró- quiero que te levantes y andes de puntillas por esta línea, imagina que es una cuerda floja, no puedes salirte de la línea, ¿si?
-Está bien...-Suspiré y lo hice.
-Dominas esto de ir de puntillas.
Me puse rojo.
-Si... bueno, supongo que es por que me paso la vida andando así para poder llegar a mirar a la cara a la gente.- Era bajito para mi edad, y la verdad, no esperaba crecer más.
Pasé tres o cuatro veces. Anotó.
-Bien, ahora es exáctamente lo mismo pero andando con los talones.
Nunca antes lo había hecho así que cuando lo hice perdí el equilibrio. Me hubiera caído de no ser por Claudia, ella me sujetó.
-Esto no se te da tan bien, ¿eh?
-Supongo que no...
Los dos reímos muy alto y cuando hubo acabado la revisión se quedó conmigo para hablar.
Le conté todas las degracias de mi vida incluyendo lo de Laura. Ella me aconsejó y después me contó muchas cosas de ella. Era de un pequeño pueblecito al sur de Texas, llegó aquí con trece años dejando atrás a sus amigos y amigas y a su novio y amor verdadero John. Cuando llegó aquí, a Belleville, los niños se reían de ella por su acento, reforzado con los años y difícil de abandonar, aun que ya lo había conseguido. Ella era la marginada de la clase. 
-Mi mejor amiga de Texas me dijo you're a misfit!- Rió.- Me contó que había un grupo que era su favorito llamado The Misfits, desde entonces también es mi banda preferida.
-¡Espera, espera, espera!
-¿Qué?- Se quedó a cuadros.
-¿Conoces The Misfits?- Veía a Claudia como la típica popera que no abre su mente a otros géneros no comerciales.
-Sí, ¿tú también?
-¡Los amo!
¡Guau!... la verdad es que ese detalle me hizo ver a Claudia con otros ojos.
Empezamos a hablar de música y la dije que cantaba, componía y tocaba la guitarra y ella me pidió una demostración.
-No tengo aquí mi guitarra.
-¡Da igual! ¡Canta algo!, pero que hayas hecho tú, ¿eh?
-Emmm... no sé cuál.
-Dime títulos y yo elijo.
Cogí la carpeta que me había envíado Ray a través de Gerard y se la di.
-Haber que tenemos aquí... Es la primera vez que hago una autopsia a una carpeta, ¿sabes?
Reí con fuerza pero me vi obligado a parar porque me volvían a doler las costillas y ella lo notó.
-¿Estás bien?
-Sí, estoy bien. 
Sonrió y siguió urgando en la carpeta. Finalmente sacó un papel.
-Esta. Tiene buena pinta.
-Umm... Demolition lovers... Es una de... las canciones que compuse para...-Tragué saliva.- ...Laura.
-Oh... no hace falta que la cantes, cogeré otra.-Volvió a urgar en la carpeta.
-No, tranquila, cantaré esta. Me gusta de todas formas.
Se acomodó en los pies de la cama y yo empecé a simular las notas de la guitarra con mi voz a la vez que tocaba el rozaba el aira con mis dedos de la mano derecha y lo agarraba con la izquierda tratando de tocar una guitarra imaginaria, después comencé a cantar.
"Hand in mine, into your icy blues, and then I'd say to you we could take to the highway with this trunk of ammunition too, I'd end my days with you in a hail of bullets

I'm trying, I'm trying
To let you know just how much you mean to me. And after all the things we put each other through and I would drive on to the end with you, a liquor store or two keeps the gas tank full, and I feel like there's nothing left to do, but prove myself to you and we'll keep it running

But this time, I mean it
I'll let you know just how much you mean to me
As snow falls on desert sky
Until the end of everything
I'm trying, I'm trying
To let you know how much you mean
As days fade, and nights grow
And we go cold

Until the end, until this pool of blood
Until this, I mean this, I mean this
Until the end of...

I'm trying, I'm trying
To let you know how much you mean
As days fade, and nights grow
And we go cold

But this time, we'll show them
We'll show them all how much we mean
As snow falls on desert sky
Until the end of every...

All we are, all we are
Is bullets I mean this
All we are, all we are
Is bullets I mean this
All we are, all we are
Is bullets I mean this
All we are, all we are
Is bullets I mean this

As lead rains, will pass on through our phantoms
Forever, forever
Like scarecrows that fuel this flame we're burning
Forever, and ever
Know how much I want to show you you're the only one
Like a bed of roses there's a dozen reasons in this gun

And as we're falling down, and in this pool of blood
And as we're touching hands, and as we're falling down
And in this pool of blood, and as we're falling down
I'll see your eyes, and in this pool of blood
I'll meet your eyes, I mean this forever."

La miré.
-Es preciosa, Frankie, deberías dedicarte a esto. Estoy deseando oír el resto y a demás con guitarra.
-Gracias.
-¿Lo harás?
-Prometido.
Se despidió de mi.
-¡Claudia!
-¿Si?
-¿Recuerdas al chico del pelo rojo que estaba aquí conmigo?
-Sí, ¿qué pasa?
-¿Podrías ir a su habitación, es la 904 del ala oeste del campus,- Ella sabía ir a mi instituto ya que estaba a una manzana de su casa- y decirle que venga a verme?, necesito hablar con él.
-Por supuesto.-Me guiñó un ojo y desapareció.
Encendí la televisión y busqué el canal de música. Llevaba vistos ocho videoclips cuando alguien llamó a la puerta, y eso que estaba abierta de par en par.
-Toc, toc, ¿quién soy?- Pude ver a alguien escondido tras la funda de mi guitarra. Ray. Su pelo rizado asomaba por los bordes de la funda a la altura de su cabeza.
-¡Pansy!- Aquel era el nombre de mi guitarra.- ¡Estás viva!- Dije bromeando.-Ray, trela aquí.
-Ten. ¿Qué tal te encuentras?
-Bastante mejor.
-Esta mañana estuviste con Gerard, ¿no es así?
-Sí.
-¿Y...?
-Le saqué el tema y no me quiso ni mirar a la cara.
-¿Quieres que hable con él?
-Vale... ¡pero no digas que es de mi parte!
-Vale.-Sonrió.- Pues venía a saber qué tal y a darte a tu querida Pansy pero todo bien, ¿no? Bueno, me tengo que ir nos vemos.
-Adiós y gracias por la carpeta, por Pansy, por pasarte y por ir a hablar con Gerard.
Sonrió.
-No hay de qué. Descansa.
Salió por la puerta y volví a mirar a la televisión.
-Ah, y, Frank... bonito fondo de pantalla el de tu móvil. 
-¡Cállate la boca!-Me reí y le lance un cojín a la cara que le dio de pleno.
Se alejó por el pasillo. Cogí mi móvil y miré el fondo de pantalla,  observando los perfectos rasgos del chico de la foto: Gerard.

lunes, 16 de mayo de 2011

Capítulo 3: Till' we all fall down, from the earth to the morgue

Abrí los ojos. Giré la cabeza y allí seguía él. Todo estaba tal y como la noche anterior salvo por un pequeño detalle. Había metido sus brazos debajo de mi camiseta y abrazaba mi abdomen con fuerza, pero dulcemente.
Era extraño, estaba abrazado a un desconocido, durmiendo con él en la misma cama. Yo era una persona que la gente rehuía, solo traía desgracias, era alguien al que no le gustaban los desconocidos, pero estaba abrazado a uno, y me sentía bien. No me gustaba esa sensación así que me separé y me fui junto con mi ropa a la ducha. Vuelta a empezar con mi rutina mañanera.
Salí del cuarto de baño y vi a Gerard vistiéndose. Se dio la vuelta y yo me escondí "¡Qué canteo...!" seguro que me había pillado.
-¿Frank?-En efecto, me había pillado.
"Mierda..."-Emmm...¿Si?- Estaba nervioso y me temblaba la voz.
-Me voy a ir a la biblioteca, nos vemos.- Salió de la habitación cerrando la puerta tras él.
-¿Frank?- Esta vez me llamaba Ray-Ven.
-Voy.
-Ayer os vi a ti y a Gerard...-Rió con cara de "uiuiuiuiii, pillín"- ya sabes...
-¿El qué viste?-Me hice el tonto.
-¡Vamos!, ¿Me vas a decir que Gerard no te estaba abrazando?
-¿Lo estaba?
-Frank, lo sabes.
-No, Ray, no lo sé, no tengo ni puta idea, ¿vale? Voy a pedir la contraseña del wifi, necesito usar el portátil.- Me iba a ir pero él
me paró.
-En la biblioteca hay ordenadores con conexión a internet.-Dijo con una sonrisa totalmente tonta en la cara. Sabía que Gerard estaba allí y yo no quería verle.
-¡No!, gracias...-Dije bastante brusco. Cogí el portátil y lo meneé en frente de su cara- Bye...
-Está roto,- Rió como un psicópata- lo probé ayer. Ha muerto: R.I.P portátil, finito, caput...
-¡YA LO PILLO!- Comprobé la realidad de sus palabras, "me cago en la puta" eran ciertas.
-Tendrás que ir. A demás sabes que quieres, ¿eh?...-Subió y bajó las cejas varias veces insinuándose.
-Está bien.- Dije de mala leche y me fui. Lo único que se oía en el desierto pasillo era el eco del portazo que acababa de dar y la estruendosa risa del melenitas.
Me quedé en el patio en una zona arbolada fumando, sí, fumaba, y mucho, desde aquella noche. Daba caladas largas y lentas y hacía pasar el tiempo intentando buscarle una forma al humo de mis cigarros. Habían pasado cinco horas. Le metí la última calada al quinto cigarrillo y me dije "Va, seguro que ya se ha ido"
Cogí una muestra de colonia que llevaba en el bolsillo para no oler a tabaco ya que fumar en el campus era sinónimo de expulsión inmediata que a su vez significaba lo mismo que más problemas en casa.
Entré a la biblioteca apestando a colonia y miré a los ordenadores. Había cuatro, todos ocupados. Del tercero asomaba una mata de pelo rojo. Él levantó la mirada y me vio.
-¡Hey!, Frank.-Saludó- Ven, toma, yo ya he acabado.
-Gracias- Me senté en la silla de la que se acababa de levantar él.
-Adiós- Se fue mientras no miraba.
Miré a la pantalla, se había dejado el chat abierto.
-¡Eh!, Gerard te has dejado esto...- Estaba hablando solo, él se había ido-...abierto...- Susurré.
Iba a cerrárselo, no me gustaba atentar contra la intimidad ajena... Iba, hasta que mis ojos pasaron muy rápidamente de esquina a esquina por la pantalla y localizaron mi nombre inconscientemente en algun punto de la conversación. Ésta era entre Mickey y Gerard. No lo pude evitar, sí, la leí y a decir verdad no me gustó lo que ví escrito. 
Mickey: ¿Dónde estuviste anoche?
Gerard: En un bello lugar llamado Paraíso :)
Mickey: ¿Tiene ese paraíso algo que ver con Frank?
Gerard: Emmm... Puede... xD
Mickey: ¡Pervertido! hahahaha:) Cuenta, ¿qué pasó? :D
Gerard: ¡Durmimos juntos!
Mickey: ¡¿Qué?! O.o ¿Enserio?
Gerard: Sí, hahaha :3
Mickey: Entonces, tú y él...¿?
Gerard: No sé, pero ojalá.
Había mucho más que leer, pero no quise seguir. Hice un pantallazo y lo imprimí. ¿Era posible que yo le gustase a Gerard? No, seguro que no... ¿o si?, necesitaba despejarme y tocar la guitarra era mi mejor método.
Salí al pasillo y me puse los cascos con la música a tope para que si me lo encantraba por ahí poder hacerme el sordo. Busqué en la "D", pulsé reproducir en la canción "Dig up her bones" de "The Misfits", uno de mi grupos favoritos, y le di a aleatorio.
Una vez en la habitación conecté el mp3 a los altavoces y empecé a tocar en la guitarra las canciones que sonaban. Cuando "Dig up her bones" hubo terminado me preparé para identificar la siguiente canción y tacarla con mi guitarra. Tenía ganas, muchas ganas de hacer esto, pero esas ganas se desvanecieron en un segundo cuando empezó a sonar una de las muchas canciones que compuse a la muerte de Laura. Reconocí esa canción tan solo con oír la primera nota. Lancé la almohada a los altavoces y dejaron de sonar.
Estuve llorando durante media hora e, inconscientemente, cogí la guitarra de nuevo y empecé a tocar aquella canción en la guitarra y la canté mientras que las lágrimas que trataba de contener recorrían el contorno de mi cara.
"Late dawns and early sunsets,
Just like my favourite scenes.
Then holding hands and life was perfect,
Just like up on the screen.
Well the whole time while always giving,
Counting your face among the living"
Alguien aplaudió.-Preciosa, me encanta, en serio, ¿es tuya?- Ray estaba a unos pocos metros de mí.
-Ehmm...- Me sequé la cara- Si- Me sorbí la nariz.
-Y...¿tiene bombre?-Trataba de crear conversación.
-Early Sunsets Over Monroeville-Allí nació y murió Laura, con el título quería simbolizar su muerte, "Atardeceres tempranos sobre Monroeville" para mí el atardecer era el fin, la muerte del día, en este caso el fin de una vida, temprano.
-Tiene algún significado sentimental para tí, ¿no?
Aunque no estaba agusto hablando de esto creí que sería bueno poder desahogarme con alguien, y Ray parecía disponible.
Cuando se lo hube contado la habitación se sumió en un silencio absoluto.
-Guau...- Se había quedado mudo.- ¿Sabes?, deberías hablar con Gee...-"¿Gee?, ¿Le llamaba Gee?-Él... bueno, él te ayudaría, se le dan bien estas cosas.
-Emmm... no sé.-No quería hablar con Gerard ni de esto ni de nada y Ray lo notó.
-Frank, mírame.- No le hice caso e insistió.- Frank, mírame.- Obedecí.- ¿Ayer dormís juntos, y hoy no quieres ni hablar con él? Creo que me tienes que contar algo más a parte de lo de Laura.- Estaba completamente serio, era la primera vez que lo veía así y la verdad es que me estaba acojonando y me daba vergüenza mirarle
-Frank, ¿porqué?-Estaba muy serio.
Saqué la foto de la conversación de Mickey y Gerard y se la di.
-Creo que le gusto- Dije a la vez que Ray lo leía- y me da cosa, ahora mismo no quiero gustarle a nadie.- Bajé la cabeza. 
-¿Y él a tí?- La verdad era que ni si quiera me lo había planteado. Le miré sorprendido.
-¿Frank?- Ray insistía.
La cabeza me empezó a doler. Estaba ardiendo pero tenía frío, tiritaba. Los dolores que aún persisitían en mí de la paliza del otro día se intensificaron mucho. Empecé a ver doble. Todo se nubló y me desmayé.
Estaba como "dormido" o inconsciente. No me podía mover, no podía hablar, no podía ver pero podía oír todo. Era una sensación de agobio y ansiedad horriblemente frustrante.
Ray maldecía en busca de un móvil. Hubo un segundo de silencio y se pudo a escuchar los *pibs* de las teclas.
-Vamos, cógelo...¡cógelo, hostia!... ¡Gerard!, ven ya y trae ayuda médica.
En pocos segundos entraron por la puerta Gerard, Mickey y unos médicos. 
-¡¿Qué es lo que pasa!?- Dijeron los hermanos al unísono. Supe que Gerard sabía la respuesta por que estaba junto a mi gritando entre sollozos "¡No, Frank!".
Me elevaron y pusieron sobre una camilla. Me dirigieron al exterior del edificio, y, antes de que me metieran en la ambulancia, oí a Gerard gritar mi nombre y a Mickey y a Ray diciéndole "tranquilo, se pondrá bien"

domingo, 15 de mayo de 2011

Capítulo 2: Honey if you stay I'll be forgiven

Me fui a mi habitación y empecé a deshacer las maletas. En cuanto todas mis cosas estuvieron colocadas, me desvestí y me puse un pantalón de pijama y una camiseta negra de Jack Skellington dos tallas mayor de la mía. Me lavé los dientes y observé mi reflejo en el espejo de la pared."¿Qué coño estoy haciendo con mi vida?" Era un niñato mal criado de 15 años que ni estudiaba ni hacia nada más que escuchar música y tocar la guitarra eléctrica día y noche. Mi novia estaba muerta y la relación que mantenía con la gente, incluída mi familia, no solía ser estable.
"En fin, supongo que naciste para ser así, Frankie" me dije a mí mismo.
Deshice la cama y me acosté. Cerré los ojos e intenté dormir. Ayer mismo estaría pensando en Laura, pero hoy, hoy lo que no me dejaba dormir era aquella sonrisa.
Llamaron a la puerta. Abrí y sin ni si quiera darme tiempo a mirar quien era aquella persona comenzo a hablar
-¡Hola! Frank, ¿verdad?,¿qué tal? Soy Ray, tu nuevo compañero, siento venir tan tarde el avión se atrasó y toda esa historia, ya sabes.- Me quedé flipando con su pelo... era tan... rizado. Él se percató de que estaba mirando su pelo asombrado- No sabes la de veces que he tratado de alisarlo, es imposible, lo juro. Bueno... ¿puedo pasar?-
-¿Qué?...Aoumm... Si, si, claro pasa...- No se por qué pero me daba la impresión de que teníamos cosas en común.
-¿Puedo encender la luz?-Dijo.
-Obvio- Hice los honores de encenderla por él
Miró las paredes que estaban atestadas de posters de mis grupos favoritos. Esta había sido mi habitación durante los 8 años que llevava aquí dentro.
-¡No puede ser!-Rió de alegría.
-¿El qué?- Dije desconcertado.
-¿Tocas la guitarra?- Sacó mi guitarra cuidadosamente de su funda.-Pansy...-Leyó el nombre de mi guitarra en bajito.-Molan las letras, ¿dónde las has conseguido?-
-En una tienda al sur de Belleville. ¿Tú también tocas?
-Si- Sacó su guitarra y me la enseñó.
Estuvimos varias horas hablando de música guitarras y de más, pero llegó un momento en el que ambos caímos rendidos y nos durmimos.
Me levanté e hice lo de todos los días: ducharme, vestirme e ir a donde tenía que ir, solo que esta vez desperté a Ray antes.
-Adiós-Dije
-Espera,¿dónde está la clase de historia?
-Yo tengo historia asi que estás conmigo-Le hice un gesto para que me siguiese.
Iba pensando en mis cosas, estaba en mi mundo. De fondo se oía a Ray hablando pero yo no le escuchaba, de vez en cuando asentía para que creyese que sí le estaba haciendo caso, pero no era así.
Llegamos a clase y nada más entrar vi a Gerard sentado junto al otro chico. Me saludó con la mano y señaló los asientos que estaban junto a ellos. Ray comenzó a andar y se sentó junto a Gerard.
-Hola, soy Ray, encantado.- Dijo sonriendo.
-Hola, Ray yo soy Gerard o Gee, como prefieras, y él es mi hermano Mickey, saluda Mickey- Éste saludo con la cabeza y murmuró un "hola"- Es muy tímido- Nos dijo Gerard.
El profesor entró por la puerta, se presentó a los nuevos y dio comienzo a otra de las miles de tediosas clases de historia que daba a diario. Un papel doblado calló sobre mi libro. Miré a los lados y allí estaba el hombre mechero, con esa sonrisa en su cara.
Desdoblé el papel y leí lo que Gerard había escrito
"Frank:), ¿porqué te llaman "Lauro"?"
La pregunta me cabreó. ¿Qué cojones le importaría a él mi puta vida?
Cogí el primer boli que pillé y le respondí."A ver, Mr. Zippo, no es asunto tuyo el por qué me llaman Lauro, ¿de acuerdo?"
Pensé que había terminado pero respondió con un "¿podemos hablar luego?"
Le miré, me encogí de hombros y rompí el papel.
Tocó el timbre que indicaba el fin de las clases del día y el comienzo de la hora de comer. Fui con Gerard, Mickey y Ray al comedor pese a que no tenía hambre alguna. Todos estuvieron hablando de sí mismos, incluso Mickey que tan callado y tímido era, todos menos yo.
-Y tú, Frank, ¿qué nos puedes contar de tí?- Dijeron.
-Pues no mucho- La respuesta correcta y sincera era "Mucho, la verdad, y nada de ello bueno."
-Yo lo que creo es más bien lo contrario, ¿eh?- Dijo Gerard.
-Pues crees mal- Ya estaba borde, otra vez.
-Bueno pues nada... Olle, Frank necesito que me acompañes un momento, ¿te importa?- No pude decirle que no a Gerard cuando me sonrió. Sigo sin saber que tenía esa sonrisa, pero algo era, algo muy especial y que era digno de ver.
Fuimos al sitio en el que habíamos hablado ayer por primera vez.
-¿Qué querías?- Le pregunté.
-No se, hablar contigo, conocerte...-Me miró en busca de  respuesta.
-Pues no se por qué quieres conocerme- me di la vuelta para irme pero él me agarró del brazo.
-¿Y porqué no? conocer a gente siempre está bien, ¿no crees?
-Hmm... puede.
-Y yo te he elegido a tí.
-Bueno, ¿y que querías saber?
-Pues principalmente lo de Lauro...
-Paso a paso, ¿quieres?- Noté dibujada en mi rostro una auténtica cara de asco. Esto le sentó mal.-Perdona, es que es un tema delicado y no quiero hablar de ello...
-Entiendo, no te preocupes...
Toco el timbre: fin del recreo. 
-Hemos quedado Ray, Mickey y yo en el café de la esquina, ¿te vienes?- Dijo Gerard.
-Mmm... ¿a qué hora?
-A las 6:30.
-Me lo pienso.
-Vale, adiós.
-Adiós.
"Eres un jodido borde" me dije cantando a mi mismo. 
Me dirigía a la habitación y estaba a punto de entrar en ella pero los idiotas de los de mi clase , uno de ellos era al que partí la nariz, se pusieron en medio.
-¿A dónde vas, Laurito?- Rieron.
-A mi habitación, "inteligentes"
-No no no, há, tú te vienes con nosotros que tenemos que hablar- Dos de ellos me cojieron y me levantaron en el aire y el otro, el "nariz-rota-por-mi-culpa", sacó un puño americano de su bolsillo.
Lo último que oí antes de sucumbirme en la oscuridad fue un "Esto va a ser dibertido" seguido de risas.
Pasaron varias horas y yo seguía tumbado en el suelo, con sangre por doquier e inconsciente.
Media hora después comencé a recobrar el conocimiento. Traté de levantarme pero no pude, me dolía todo y estaba inmovilizado por el dolor. Oí pasos, estaba acojonado, pero me relajé al oír una voz que decía "¿Dónde mierda estará? e identificar que era de Gerard. Estaba a unos cuantos metros doblando la esquina, traté de llamarle pero la voz no salía de mi garganta. Me puse muy nervioso pero finalmente llego a dónde estaba yo gritando "¡¿Qué ha pasado?!, ¿¡Frank!?, ¡un médico, por favor!".
No escuché más, ya que me desmayé a causa de los nervios.
Me desperté ya por la mañana en la enfermería del instituto. Una enfermera me revisó y me dio permiso para irme a mi habitación.
Entré, estaba a oscuras asi que encendí la luz. Ví a alguien sentado en mi cama, pensé que sería Ray pero no lo era.
-¡Frank!, ¿ya estás bien? No sabes cuánto me alegro- Me abrazó, más bien espachurró y me sonrió. Le devolví el gesto, pero esta vez era una sonrisa de verdad, no forzada o falsa, una real, una en mucho tiempo...
-Si, todavía un poco dolorido, pero bien.
-Han expulsado a los que te hicieron eso.
-¿Ah, sí?.
-Hahah si, no volverán a molestarte nunca más.
-Perfecto-Sonreí. Dos sonrisas de verdad seguidas. No se qué coño tendría el chispitas pero ha conseguido hacerme sonreír en dos minutos dos veces de una forma no usual en mí.
-Estás cansado, se te nota.-Deshizo mi cama- Venga, métete y duerme.
-¿Y tú?- La cama de Ray la ocupaba Ray y la mía, yo.
- Pues supongo que irme a mi habitación.
-¡No!...-No pude creer mi reacción, y Gerard, por su expresión, parecía que tampoco-Esto... qué...quédaa...te...- Sonreí tímidamente.
-Bueno, ¿y dónde duermo?
Me destapé un poco dejando media cama vacía al descubierto.- Si nos juntamos cabemos...
Sonrió, apagó la luz y se tumbó a mi lado. Me sentía feliz así, y me daba la sensación de que él también.
 

Capítulo 1: We hold in our hearts, sort out the faith

Miré el despertador, las 6:59, en un minuto sonaría y yo estaba listo para darle, llevava toda la noche listo ya que esta era la tercera noche que no dormía nada.*Pii*. Lo silencié y acto seguido me levanté para ducharme. Abrí el armario, cojí mi ropa y me fui a la ducha. Tras quince minutos dejando correr el agua por mi cuerpo me vestí y miré mi reflejo en el espejo de la pared.-Mierda- tenía unas ojeras como templos y estaba muy pálido.-¡Qué asco!...-pensé. Empecé a delirar y las palabras que Laura me dijo aquella noche brotaron en mi mente:
-¡Estás tremendo!- sonrió
-Anda que tú...- Todavia tengo el sabor del beso que la dí en ese momento.
Las lagrimas comenzaron a salir y no fui capaz de reprimirlas. Hace tres días que no duermo, que no como, que no tengo ganas de nada. Hace tres días la vida me sonreía, pero luego debió de enfadarse conmigo. Hace tres días, mi novia Laura y yo hacíamos cuatro meses juntos así que salimos a celebrarlo. Todo iba perfecto. Era la noche perfecta, con la chica perfecta. 
-Necesito ir al baño, ahora vengo- Me besó y se fue. A los pocos minutos oí tres disparos y a gente gritando. Corrí a ver qué había pasado. Al llegar mi a Laura ensangrentada, muerta tirada en el suelo. Aquella noche no solo se perdió una vida, también se perdieron mis ganas por vivir.
-Frankie, cariño, llegarás tarde-Mi madre me sacó de mis pensamientos.
-Ya voy-Bajé, me despedí, cojí mi moto y me fui al instituto para mi primer día del tercer trimestre.
Las clases pasaron lentas y los capullos de mis compañeros no hacían más que decirme cosas como "Hey,Lauro, digo Frank, ¿qué tal?" todos menos dos chicos que habían llegado nuevos al instituto. Uno era ligeramente más alto que el otro. El del pelo rojo llevaba mirándome toda la mañana y de vez en cuando le decía algo por lo bajo al otro y éste se encojía de hombros.
Tras dos horas y media de clases que parecieron años, llegó la hora de comer. En la cafetería me senté solo en una mesa pequeña de una esquina. Las monitoras no hacían otra cosa que pasarse por mi mesa y decirme que comiese, yo pasaba y ellas insistían y me preguntaban mi nombre, yo seguía callado. La última monitora se acerco a la mesa de al lado en la que se sentaban los chicos y chicas más "populares" del instituto.
-¿Cómo se llama el chabal?- Preguntó ella.
Dos chicos se miraron y, entre carcajadas dijeron a la vez-¡Lauro!- Todas las chicas de la mesa rieron histéricas. 
No aguantaba más. Si oía eso otra vez acabaría en problemas.
-Eh, Lauro, ¿por qué no comes?- Dijeron.
-Vale, ya está.- Me levanté de la mesa. Lo mismo hicieron tres chicos de la otra.
-¿Quieres peleita, Laur...- Le pegué un puñetazo antes de que terminara la frase. "Mierda, me he pasado" Le sangraba muchísimo la nariz. Salí del comedor y me fui hacía ninguna parte... no importaba a dónde iba, solo necesitaba pensar...
Miré al suelo y ví otra sombra a parte de la mía. Me giré y allí estaba el chico del pelo rojo...
-Tengo fuego,- le enseñé mi mechero- no necesito tu pelo, gracias, te puedes ir...
-Hahaha-rió nervioso- muy... buena. Hola soy Gerard pero mis amigos me llaman Gee- Le miré callado con cara de "¿Y qué?"-Y tú eres...¿?- Se notaba lo nervioso que estaba.
-Alguien que no necesita fuego-El rió pero al ver lo serio que yo estaba se calló.
-Aham... y... ¿eres de por aquí?-
¿Y a él qué coño le importaba?
-Si-
-Yo también-
-Aoummm...-
-Soy nuevo, ¿me enseñas esto?
No se por qué narices accedí pero lo hice.
Después de enseñarle todo el campus y oírle hablar de su vida durante horas le llevé a su habitación y le ayudé a subir su equipaje.
-Bueno pues aquí te dejo.- le dí su maleta- Adiós.
Adiós, muchas gracias por enseñarme el instituto, enserio, muchas gracias... eemmm...- Dejó la frase en el aire, lo único que le faltaba para poder terminarla era un nombre, mi nombre.
No estaba convencido y se notaba en mi cara, pero finalmente lo dije.
-Frank-
-Gracias, Frank- Su cara se vió iluminada por una sonrisa... la sonrisa más bonita que jamás habían visto mis ojos, esa sonrisa fue capaz de hacerme olvidar a Laura durante un segundo.
Le devolví una sonrisa bastante falsa y me fui a mi habitación.