martes, 30 de agosto de 2011

Capítulo 20: The collision of your kiss that made it so hard

-¡Venga, hombre!- Susurré.
-Frank, se que estáis ahí, me lo dijo Ray.

 Nos pusimos los bóxers y abrí la puerta.

-Ráquel, ¿qué haces aquí?
-Nada, me pasaba por aquí ya que no tuve la oportunidad de decirte en el bar que estuviste genial.- Dijo mientras acariciaba la cazadora de cuero de Gee de una forma un poco extraña.
-Gracias, Ráquel, en serio, pero, es que ahora no puedo hablar...
-Oh, lo ibais a hacer... Lo siento, ya me voy. Que lleguéis al orgasmo.
-Gracias... supongo.- Dije.

Me sonrojé y cuando se hubo ido cerré la puerta con llave y la dejé puesta en la cerradura para que ni Ray pudiera abrir y pillarnos de nuevo como aquella vez en la ducha. Me llevé las manos a la cara avergonzado al recordar aquella escena.

-¿Por dónde íbamos?- Dije quitándome los calzoncillos.
-Por aquí.- Dijo besándome y quitándose él los suyos.

Le empujé hacia la cama, poniéndole a cuatro patas sobre ésta, introduciéndole mi pene mientras sus gemidos pasaban a ser aullidos debido a la rapidez de mis movimientos.

-Más rápido...

Atendí su petición encantado, haciéndole gritar, practicamente.

-Vale, lo dejo ya porque con esos gritos nos pillan de canteo.
-No, no lo dejes...- Dijo él con cara de cordero degollado, aún sin aliento.
-Sí.- Dije besándolo y haciéndole de rabiar.
-¿Ah, sí?

Bajó por mi cuerpo, repartiendo besos simultáneos por éste hasta que mi miembro se encontró dentro de su perfecta boca.

-Gerard...- Suspiré. Mi cara se contrajo hasta formar una mueca de placer.

Acaricié su pelo y luego lo agarré, curvando la espalda mientras gemía y de vez en cuando decía su nombre entre mis gemidos.

Su lengua rozaba mi miembro, como un beso francés, y, a continuación, volvía a introducirlo en su boca, haciéndome volar.

Comencé a subir y bajar la cadera y a mover su cabeza de la misma forma. Cada vez más rápido, hasta que lo eché todo. En su boca. Pero, no pareció importarle, porque siguió, siguió y siguió, sin importarle cuánto semen tendría que tragar.

-Me toca...- Dije sin aliento.

Miré abajo antes de meterme su pene en mi boca. Me di cuenta de dos cosas, la primera, él también se estaba corriendo, y más que yo. Y, la segunda, que a Gerard le había crecido el pene.

Lo primero que hice fue lamer todo el semen que envolvía su pene, ya que si no se me quedaría todo en la cara. Después, lo introduje lentamente en mi boca, haciendo que Gerard se corriera más.

-¡Cuánto te he echado de menos a tí y a tus mamadas!- Dijo Gee con dificultad.

Pasé mi lengua, pero sin sacármelo de la boca, sensualmente por su órgano haciéndole saber que yo también.

Unos veinte minutos después me quedé tumbado a su lado y nos dormimos abrazados, pero me tuve que despertar para abrir a Ray.

-Em, Frank... Estás desnudo.
-Y dormido, y me da igual, hay confianza.
-Tratarére no hacer ruido, vuelve a la cama.

Hice lo que me dijo y sin esfuerzo alguno me quedé dormido, como un bebé.

Me despertó un beso en los labios y abrí los ojos para contemplar los de Gerard.

-Hola...- Dije en un susurro, estirándome mientras acariciaba su rostro.
-¿Qué tal has dormido?
-Genial, ¿y tú?
-Genial.

Me levanté a la ducha y después de lavarme salí como entré; desnudo a la habitación para vestirme. Gerard me dio una palmada en el culo y luego me abrazó por detrás, mordiéndome el lóbulo de la oreja, provocándome una erección, ya que aquella era una de las cosas que más me ponían y sin duda era mi punto débil.

-Me voy a duchar yo.

Cuando Gerard y yo ya estábamos vestidos, él entró un momento al baño y me pidió que cogiera su cazadora y le esperara un segundo. Hice lo que me dijo y cuando la cogí un condón usado calló al suelo.
Lo recogí y lo miré apenado mientras las lágrimas comenzaban a caer. Guardé el condón en mi bolsillo, tiré la cazadora y salí corriendo de allí.

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