domingo, 26 de junio de 2011

Capítulo 9: I don't love you like I did yesterday

Las horas pasaban y yo deambulaba por los pasillos en busca de Gerard, sin rumbo fijo y pensando "Mierda."
La tarde entera trancurrió así, de aquí para allá y de allá para aquí hasta que finalmente decidí ir a picar algo a la cafetería.
Bajé en el ascensor de metal al final del pasillo ya que no me apetecía ir por las escaleras. Cuando ya estaba abajo abrí la muerta metálica que daba al comedor del instituto. "Esto está a petar..." Pensé. Miré en busca de una mesa libre y entonces lo vi. Ahí estaba Gerard sentado en una mesa, solo, comiendo, tranquilo... Era imposible no enamorarse de él. Me acerqué a Gerard con una inevitable sonrisa en la cara.
Me acerqué pir detrás, y, tapándole los ojos con las manos, le susurré al oído:
-¿Quién soy?
Al oír esto apartó mis manos de sus ojos.
-Hola.
-¿Qué pasa, Gee?
-Nada, Frank, ¿qué tal te lo pasaste ayer noche?
-Bien, de eso quería hablar contigo, quería contarte y...
-Ya, bueno,- Me cortó él.- luego será, ¿vale? Me tengo que ir porque Mikey tiene la nota baja en japonés, le enseñaría yo, pero no tengo tiempo voy a buscarle una profesora o algo.
Se fue sin darme tiempo a decir ni "adiós".
"¿Japonés?, ¿Fátima no era medio japonesa o algo así?" Me dije. Saqué el móvil y la llamé.
-¡Frank, qué sorpresa! ¡Dime!
-Hola, Faty, quería preguntarte algo.
-Dispara.
-¿Tú hablas japonés me dijiste, no?
-Sí, soy medio japonesa y bilingüe en japonés, ¿por qué?
-Tengo un amigo que necesita ayuda y he pensado que podrías darle clases o algo.
-Por mí genial, ¿cómo se llama él?
-Mikey.
-Pues dale mi número y que me llame para concretar, ¿vale?
-Vale, muchísimas gracias, Faty, te debo una.
-No hay de qué. Te dejo, un beso.
-Adiós, gracias.
Fui corriendo a buscar a Gerard y Mikey para decirles lo de Fátima, pero, otra vez más, Gerard, me evitaba. En la habitación de los hermanos Ways solo estaba el pequeño.
-Hey, Frank, ¿qué pasa, tío? Entra.- Me saludó él con una taza de café en la mano.
-Gracias, tío. Te traigo buenas noticias.
-No creo, tío. Estoy que me muero, si no apruebo Japonés la he cagado. No hay mucho que me anime ahora a parte de tocar el bajo.
-Pues te digo que sibte va a alegrar.
-Y yo digo que no m lo creo.
-¿Y si te digo que tengo un grupo con una amiga que también toca el bajo y es medio japonesa y habla japones como si lo fuera completamente y que te va a dar clases, qué me dirías?
-Que te amo.
-Pues ya está.- Reí lecemente y le tendí el número de Faty.- Toma, ella es Fátima y este es su número. Me ha dicho que la llames para concretar y tal.
-Muchas gracias, Frankie.
-De nada.
Me dirigí a la puerta y cuando mi mano se aferraba al pomo de esta reuní valor, cogí aire y me decidí a hacer la pregunta del millón.
-Mikey, ¿qué le pasa a Gerard?
Solté el pomo y me senté en el sofá al lado del menor de los hermanos Way.
-No sé. Está raro...
-Ya lo sé, por eso mismo pregunto.
En ese mismo instante entró Gerard por la puerta. Cuando me vio se le quedó una cara de póker y de rechazo que me destrozaron el corazón.
-Hablando del rey de Roma...- Dijo Mikey sonriendo y palmeando el hueco libre de sofá entre nosotros dos.- Ven, siéntate aquí.
-Emm... no, estoy mejor depié.- Dijo Gerard, destrozándome aun más.
-Mikey, no he podido conseguir nada, pero seguiré buscando, lo prometo.- Le dijo el pelirrojo, esta vez a su hermano.
-Oh, no hace falta, Gerard, Frank me ha conseguido algo, ¿verdad, Frankie?
-Sep... -Se hizo un silencio incómodo y sepulcral en la sala. Aquello me parecía ABSURDO completamente en mayúsculas... El silencio se prolongó eternamente y el agobio y las miradas hacia el suelo aumentaban por segundo.- Bueno, esto es de idiotas, yo me voy. Mikey, llámala y queda con ella.
-No, Frank...-Titubeó Gerard, pero no le hice caso, salí por la puerta, líberandome para poder encerrarme en mi propio mundo interior, allí, donde todo era perfecto.
Me fui a mi habitación y me arreglé un poco. Cambié mi camiseta negra de The Misfits que llevaba puesta por una camisa, al igual, negra, mis pantalones vaqueros rotos a la altura de las rodillas por unos rotos pero en menor cantidad, mis Converse negras se quedaron donde estaban: en mis pies, me puse una corbata roja y unas Ray-Ban de espejo.
Me alboroté un poco el pelo y luego lo bajé con las manos. Cogí mi cartera y las llaves de la moto y me dirigí al cementerio de la calle Camino Sotavento en el que estaba enterrada Laura trás haber comprado unas flores, verbena, belladonna y malvas, sus favoritas.
Mientras me dirigía a su tumba, que podía hacerlo sin mirar ya que me sabía el camino de memoria, miraba el ramo de flores.
-Belladonna...- Reí levemente.- Ay, Laura... Nunca entenderé tu amor hacia estas flores... Huelen mal, son venenosas... Pero bueno así eres tú.- Para cuando dije esto último ya estaba en su tumba.- Extraña, tétrica pero a la vez dulce y buena persona... Eres especial y nunca jamás dejarás de serlo.
-Maldito hijo de puta, ¿dónde coño has estado?- Una voz familiar me sorprendió con estas palabras.
-¿Claudia?- Dije medio riendo de sorpresa.
-No, el fantasma de la ópera.
-¿Qué tal?
-Bien... sabía que te encontraría aquí, ya que en el hospital no.
-Ya, bueno eso tiene explicación.
-Tranquilo, no pasa nada, de todaa formas ibas a salir o esa misma tarde o la del día siguiente, el alta que dijimos era de otro paciente.
-Perdona de todas formas.
-No pasa nada... ¿Esta es la tumba de...?- Faltaba el "Laura" pero se veía que tenía miedo de herirme si lo decía
-Sí, lo es...- Estaba a punto de llorar.
-Oh, Frankie...- Me abrazó y trató de consolarme mientras me acariciaba la cabeza y murmuraba periódicamente "Oum..." y "Oh..."- Cuantísimo lo siento... La querías mucho, ¿no?
-No sabes cuanto...
Ella notó que me iba a deprimir más si seguía hablando de ello y por eso intentó cambiar de tema.
-¿Sabes qué? Que esta noche vamos a salir por ahí y te lo vas a pasar bien y vas a desconectar de todo.
-Pero, es que...
-¡No hay peros que valgan, lo necesitas!
-Bueno, vale... voy a decirle a hablar con Fátima y decirla que hoy no voy a ensayar.
-Vale.
-Ahora vengo.
Dejé las flores en la tumba y llamé a Faty.
-¿Diga?
-Fátima, soy Frank, esta noche no iré, ¿vale?
-Va, yo tampoco, he quedado con el buenorro de mi alumno... que por cierto, gracias por intervenir y hacer que nos conociésemos. Está tan tribueno.- Dijo ella alargando infinitos segundos la "a" de "tan" y las "e" y "o" de "bueno".
Reí.
-Bueno, me voy un beso, Fátima... Y cuidado con Mikey que tiene novia.
-Si, soy yo, solo que él no lo sabe.
-Venga,-Reí.- adiós.
Me di la vuelta y ahí estaba Claudia. Tenía las pupilas dilatadas a tope.
-¿Qué les pasa a tus ojos?- Dije asustado.
-Belladonna... dilata pupilas si se frotan las semillas debajo del párpado inferior. ¿A que mola?- Rió.- Las de la Edad Media se lo ponían.
-Y también se pellizcaban en vez de usar colorete porque creían que era de putas... Estaban locas...
-Sí- Reímos juntos.-Bueno, Frankie, tienes mi número y tal así que ya nos vemos luego, que tengo que volver al tajo, te llamo en mi descanso y vemos a donde ir esta noche, ¿vale?
-Venga, adiós.
Nos dimos dos besos en la mejilla y, antes de irse se giró para decir algo.
-Oh, y, Frank... Recuerda una frase que te ayudará siempre, ¿vale? Es: Ser feliz no significa que todo sea perfecto, si no que sabes mirar sobre las imperfecciones.- Una vez dicho esto se fue.
¿Cómo? Ni idea, pero esa chica siempre me sacaba una sonrisa.
La verdad es que era una frase buenisima pero también lo era la de "Es increíble cómo alguien puede romperte el corazón y tú seguir amándole con cada uno de los pedacitos rotos" Y así es justo como estaba yo, y, si ya me costaba sacar una sonrisa falsa, pues como para sacar una de verdad.
Caludia tenía razón, necesitaba quedar.

2 comentarios:

  1. Otra vez Frank se va a largar sin decirle a Gee? O_O jaja lo del buenorro de Mikey XD genial, continua
    XOXO
    P.

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